Sábado 18 de diciembre de 1999 DESPUES DE 22 AÑOS, SE REUNIERON PARA ACTUAR EN CORDOBA El regreso de Los Fronterizos César Isella, Eduardo Madeo, Gerardo López y Juan Carlos Moreno hicieron La Misa Criolla y clásicos de su repertorio ante 35.000 emocionados espectadores. Antes, fueron entrevistados por Clarín. MARTA PLATIA. Córdoba.. Corresponsal. Dicen de sí mismos que, cuando se juntan, de vez en vez, parecen tías viejas. Tías sesentonas contándose "las cosas de los chicos" -que ya no lo son tanto-, recordando los tiempos en que eran "insolentemente jóvenes" y que se ríen. Mucho. Sentados con Clarín alrededor de una mesa en un hotel céntrico, Juan Carlos Moreno (68), Eduardo Madeo (68), César Isella (61) y Gerardo López (64) se palmean la espalda. Se cargan unos a otros y se recuerdan, "pichones, emplumando en Salta y aprendiendo a volar por el mundo". ¿Cómo surgió la idea de este reencuentro aquí, en Córdoba, con La Misa criolla? Moreno: La idea surgió de un amigo común que pensó que los 35 años que cumplió en julio de este año La Misa..., debían ser festejados por todos los que la estrenamos. El entusiasmó a la gente de LV3, que fueron quienes nos llamaron, uno por uno. Todos dijimos que sí. Además, sabíamos que venía Ariel Ramírez. Cómo faltar... Madeo: La Misa... nos dio tanto... Ariel la compuso para nuestras voces. Por ella conocimos el mundo. Si la cantamos hasta en el Carneggie Hall. También nos animamos con la Filarmónica de Berlín y hasta llegamos al Vaticano, donde tuvimos una audiencia semipública con el papa Pablo Sexto. López: Me acuerdo, che... Era un viejito menudito, con cara de gringuito. De una serenidad impresionante. Me acuerdo que después cantamos en Radio Vaticano. íQuién iba a decir!, unos changuitos como nosotros en el Vaticano... La Misa... fue un carnet que nos abrió puertas inimaginables. Isella: Para nosotros es un gusto tremendo juntarnos. No sólo por la Misa, sino para vernos las caras, charlar... Y acá, en Córdoba, que nos dio el espaldarazo a nosotros y a tantos folcloristas. Es una buena despedida del siglo. Porque que quede claro: esto es reencuentro y despedida. Moreno tiene hijos en Estados Unidos y se va para allá; así que esto tiene el sabor de una buena despedida. De grupo y de siglo. La tonada salteña campea en la mesa. Se interrumpen, cargan a Madeo "porque siempre, siempre fue un señorito inglés que no se chupó en su vida". Madeo -tierno y salteño hasta los huesos- se defiende con berrinche de chico y amenaza con pedir leche, mientras todos se toman "una ginebrita, para entonar". entonces aparecen, incontenibles, las anécdotas. En especial las que se gestaron en una insólita gira a la Unión Soviética, en 1957. Isella: ¿Te imaginás? Era en plena Guerra Fría, cuando todos se pensaban que allá se comían los chicos crudos... Cuando volvimos nos acusaban de comunistas. López: íY no sabés el drama con nuestras viejas...! Ellas, tan devotas de la Virgencita. Un escándalo fue. A bordo del barco Ana C., aquellos Fronterizos llegaron a Rusia. "Era un carguero de cuarta en el que convivimos con gente y hasta perros durante los 19 días que tardamos en cruzar el Atlántico hasta Génova", recuerda en una carcajada Gerardo López. Haciendo un guiño a Isella y López, Moreno aporta que no fueron los cuatro, que uno se quedó. Y todos señalan a la víctima: Madeo. "Es que Eduardo estaba de novio -aguijonea Isella- y ella no lo dejó". Lo cierto es que a falta del enamorado Madeo, el acompañante fue el mismísimo Horacio Guarany. Quien no formó parte del conjunto, "pero que nos divertimos, nos divertimos", rememoran. "Yo me acuerdo de una tarde de domingo -ataca Isella-. Estábamos con Moreno aburridísimos y nos metimos en un cine a ver una película argentina, que en esos tiempos eran muy populares allá. Bueno, ahí estábamos con Juan Carlos, cuando pasaron La guerra gaucha -que se filmó en Salta- ípero en ruso! No sabés la impresión que tuvimos al oír a Francisco Petrone, a Magaña y Enrique Muiño diciendo tovarich de aquí, tovarich de allá. Nos reímos tanto, que nos querían echar del cine". Se despiden definitivamente como grupo ¿Les quedó algún saldo pendiente? Madeo: Ninguno. La vida ha sido muy generosa con nosotros. López: Yo sí tengo uno. Yo quisiera que los cuatro le hagamos un homenaje a Eduardo Falú. Y miren que yo soy molesto como una pulga en la oreja. Así que hasta que no lo consiga, no los voy a dejar de molestar.